El mar es una balsa de mercurio azulado bajo un cielo encrespado de hebras de ascua y nube. Las olas se rizan vibrantes en el ansia imposible de fundirse con la orilla, aman a a la arena con los abrazos rítmicos de sus fractales de espuma.
Y tras la reconstrucción, la deconstrucción motivada por mi propia incapacidad para filtrar detalles, e inspirada inicialmente por los conceptos físicos del grupo de renormalización y teorías efectivas.