sábado, 7 de junio de 2008

Palabras y lluvia

En el principio fue el verbo. Y en las convulsiones de la modernidad, entre Gödels y holocaustos, el aura de verdad inmaculada de la palabra quedó herida de muerte. Aun así, yo voy andando por Madrid, pensando en palabras, dispuesto a entregar un saco de palabras para que sean leídas por otros que mediante más palabras decidirán sobre mi futuro.

Futuro en el que yo querría que siguieran estando bienvenidas las abstracciones de la Física. Fórmulas y palabras. No porque los números sean un refugio de la máscara engañosa de las palabras; ellos también han quedado acusados de indecisión, temblando desnudos, su engaño desenmascarado ante el foco deslumbrante y terrorífico de las lógicas modernas.

Sigo andando por Madrid, buscando refugio de la incertidumbre en el orden de las líneas que convergen deformadas por la perspectiva, encontrando geometría en los reflejos de los cristales de los coches y de los escaparates, en las simetrías que se asoman en los charcos que empiezan a aparecer en la acera, en las ondas concéntricas de las gotas y en sus intrigantes patrones de interferencia, en las teselaciones del pavimento, en el ritmo de los pasos, en el caos borroso de mi propio diálogo interior.

Todo tiene algo de mentira y de engaño continuado. Pero cada gota de lluvia, cada átomo del asfalto, cada rayo cósmico que perfora invisible el cielo y atraviesa a los transeúntes en sus deambulares brownianos a través de esta tarde de verano desterrado, de luz mortecina y tímida, esconde universos por descubrir.

Y las gotas de lluvia se convierten en letras, números y símbolos al precipitarse y resbalar sobre la ciudad y sus transeúntes, codificando los pensamientos de la urbe. Y en cada transcripción una esencia inefable de cada gota se pierde para siempre entre las palabras imaginadas por la ciudad.

Humedad. Prisa. Mano. Gris. Dinero. Aire. Charco. Esperanza. Rueda. Coche. Rencor. Paraguas. Beso. Soledad. Árbol. Mañana. Empatía. Asfalto. Número. Amor. Hogar. Medida. Desarraigo. Solicitud. Niño. Fresco. Clima. Sexo. Libro. Cristal. Abrazo. Cena. Factura. Indecisión. Cartel. Supervivencia. Hormigón. Poesía. Calle. Crisis. Integral. Cáncer. Belleza.

Las letras, los números, las raíces cuadradas, las funciones y los símbolos de derivada, resbalan por los paraguas, se deslizan por las paredes de los edificios. Las ventanas se llenan con las letras de “ventana”, la acera se cubre con “acera” escrito en un sinfín de caligrafías e idiomas. Cada paseante se convierte en un torrente de símbolos que gotean, algo oscuros, translúcidos e irisados, de las ropas húmedas de palabras, dando lugar a pequeños ríos de mezcolanza caligráfica que se confunden unos en otros hasta que todo queda cubierto en una película literaria y matemática que permea las calles y las aceras y trepa por las fachadas, caos de signos del que en algunos instantes emergen órdenes ocultos, líneas configurándose repentinamente en tejidos coordenados, flechas alinéandose con los campos magnéticos de los teléfonos móviles y cables de corriente, curvas que marcan las trayectorias de los automóviles y de los peatones, pero que rápidamente se diluyen en el ruido de símbolos primigenio, en las corrientes tipográficas que vomitan su abstracción en las bocas de las alcantarillas.

En la noche me vendrá la imagen de mi cabeza recostada en una playa arenosa, hueca, abierta, las olas lamiendo el interior, lavándolo, vaciándolo, letras, números, símbolos matemáticos diluyéndose en la fina capa de agua y espuma, manchas de tinta que se expanden en infinidad de pseudópodos, perdiendo su forma, su identidad, aclarándose, desapareciendo en la inmensidad de un mar de entropía.

4 comentarios:

noema dijo...

Es preferible dejar que si te llegan los simbolos y las palabras no te resbalen y permitir que te empapen y vayan modificando ese camino aleatorio que trazamos por las calles

camaradeniebla dijo...

Te tengo que llamar, ando siempre super líada...

Mil besos.

Dr. Zoidberg dijo...

Muy buena kapuntiada, Neo...

k. dijo...

Jajaja. Sigue al conejo blanco.