miércoles, 7 de septiembre de 2011

Yellowstone



Venas.
De sangre.
De barro.
De hierro.

Bajo la piel petrificada
laten inquietudes ocultas.

Las emociones se agolpan
bajo los poros de la llanura:
tensión, desequilibrio,
escape, humo,
los delirios del magma
estallan en géiseres
y arrebatos de burbuja.

Presión.

La frialdad de la roca
miente,
las conciencias ebullen,
caldos densos,
círculos concéntricos,
brotes de pompa,
irisaciones blancas,
ideas que se disipan
y se pierden
evaporándose fútiles
en el frío de la realidad,
entumeciéndose
en capullos de piedra,
fósiles de pasión.

Hebras de deseo naranja,
verde prístino de lágrima,
guirnaldas de razón pálida,
espuma de roca y bacteria,
arterias de vida
y descomposición,
vapores de incertidumbre,
azules reflejados
en el desasosiego
acuoso y estriado
de la tierra.

Vehemencias sulfúricas,
películas de lágrima
lamiendo
las heridas del tiempo,
espectros blancos,
esqueletos de abeto
sobre suelos agostados
de cal y de óxido;
sin sombras.

Siento mis huesos,
mis manos,
mis venas,
mi propia erosión.

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