domingo, 15 de abril de 2012

Invierno


Capas de niebla.
Velos de irrealidad creciente
perdiéndose en el blanco,
la nada omnipresente,
vibrante de copos
en reverberaciones térmicas,
el mundo confinándose
en luz y sombra,
ramas y nieve,
hasta que los arcoíris grises
empiezan a brotar
de las cuerdas estiradas
sobre los cielos temblorosos.

La vida amortiguada
sobre los lagos helados,
espacio en e x p a n s i ó n,

el tiempo
elástico
resbalando
  hasta
    quedar
      detenido

    en 

  el


Silencio.


Silencio.


Silencio.



Furia tranquila de copos
sosteniendo los cristales,
mantos aleatorios
integrando las superficies,
ansiosos de cuajar en mundo.


El día transcurre atravesando membranas.


Silencio.


Crujidos en los bosques,
rumores de esquís,
líneas sobre páginas blancas,
huellas de seres invisibles.

Rizos de nieve serpenteando
como hilachas de invierno
en danzas táctiles sobre el asfalto.

Luces eléctricas
con aureolas de hielo.

Máquinas y hombres,
explosiones interiores.

Tejados modelando
turbulencias de marfil.

Atardeceres
de caleidoscopio,
oro y cristal.


Más silencio.


Vivo en un cuadro
de Brueghel el viejo,
con sonidos sordos en la lejanía,
perros husmeando el presente,
cuchillas hundiéndose en el hielo,
ramas de carbón irrigando de vida
los cielos blancos
con espejismos de pájaro,
sobre lagos de hielo turbio
que niegan los reflejos.