viernes, 24 de abril de 2015

Blade runner

El tiempo llueve

sobre las nieblas radiactivas de Los Ángeles,
sobre las azoteas azules de Madrid,
sobre cornisas goteantes de miedo.

Llueve   

tras las pupilas huidizas de los búhos,
tras las retinas asustadas
de las máquinas con alma.

El tiempo llueve

sobre aleteos de paloma
hacia naves ardientes
más allá de Orión,
sobre ventiladores coronados de luz,
sobre tentáculos de claridad
que tantean patios de negrura.


Una buena vida le espera
en las colonias de otros mundos.


Cross now,
cross now.


Soplan ráfagas de sintetizador
entre las hojas de periódico
que se abrevan en los charcos.

El tiempo húmedo resbala
 
por paredes rotas a puñetazos,
sobre manos agarrotadas
que se intentan clavar a la vida,
sobre procesiones de santos
y unicornios de papel,
sobre casas en Shanghai
con heridas de cuadrados rojos.

Llueve

sobre las tumbas de familiares
en países lejanos,
sobre los ecos que no escucharé
de los primeros llantos
de los hijos de mis hermanos.


Una buena vida le espera
en las colonias de otros mundos.


Don't walk,
don't walk.


El tiempo llueve
sobre los extraños que miran
desde detrás de los espejos.


Cross now,
cross now.


Una buena vida le espera
en las colonias de otros mundos.


Muerte y resurrección,
lamentos de trompeta
y de sintetizador,
paraguas de neón,
túnicas púrpuras
y sombreros de cohete,
figuras crucificadas
frente a los altares
del hedonismo madrileño.


Don't walk,
don't walk.


Un falso extranjero
entre la puerta del Sol
y la puerta de Tannhäuser
sueña con colonias lejanas
y rebaños de fórmulas eléctricas.


Cross now,
cross now.