domingo, 11 de enero de 2009

Crisis de identidad

Sábado por la tarde en un supermercado americano. Mi compra incluye dos cervezas alemanas.
"¿Me puede enseñar una identificación, por favor?"
"Por supuesto"---Muestro mi pasaporte.
"Ehhh...lo siento, pero no podemos aceptar este tipo de identificaciones".
"¿¿Cómo que no?? Es lo más oficial a lo que puedo llegar," respondo sorprendido.
"Si quiere llamo a un encargado para que se lo explique"----Realmente respondió tuteando, es lo que tiene el inglés, pero la historia queda mejor dándole un toque de lenguaje distinguido.
"Pues sí, me gustaría entenderlo".
Se acerca otra empleada del supermercado, que me explica que
"la política de Albertsons es que no aceptamos ningún tipo de identificación que no incluya, aparte de una foto del sujeto, datos acerca de su altura y peso."
La miro estupefacto, con cara de incomprensión.
"Bueno, usted me está viendo en persona, así que puede estimar mi peso y altura. Si quiere traer una balanza, adelante". Esto no lo dije en la realidad, pero desde luego se pasó por mi mente, y probablemente mientras lo pensaba estuve inquietantemente callado, lo que hizo que la encargada se empezara a sentir incómoda.
"Bueno...así son nuestras normas..."
La chica que va después de mí en la cola también se siente algo nerviosa con la situación y se ofrece a comprarme ella las cervezas, a lo cual rehúso. La cajera no deja de repetir que lo siente. Es el tipo de situación absurda que me hace sonreír por sus toques de irrealidad, no puede estar pasando, y algo me dice que mi sentido del humor no es compartido por las empleadas de Albertsons.
"Entonces, básicamente, estas normas implican que los extranjeros no podemos comprar alcohol", añado con una gran sonrisa.
....
"Pues sí, eso es".

Unas horas más tarde, en una bolera cuya iluminación epiléptica de tipo discoteca y cuya profusión floral de pantallas de televisión poco recuerda a la versión de bolera clásica de El Gran Lebowski, me dispongo a enseñar mi Documento Nacional de Identidad a un miembro del personal de seguridad con el fin de obtener una pulsera de papel que me acredite como agente humano aprobado para el consumo de bebidas alcóholicas por el Gran Hermano que vigila por la prosperidad y bienestar de los bolos y la suficiente esfericidad de las bolas. El agente coge mi carnet, abre un libro con profusas ilustraciones cuyo título es algo así como
"Manual de Documentos de Identidad Internacionales,
o cómo salvaguardar el alcohol americano de las ansias de los corruptos y taimados extranjeros",
y llega a las páginas de "España". En ellas se pueden ver fotos de los modelos de pasaporte, carnet de conducir y DNI españoles. Por supuesto, los modelo anticuados de hace unos años. Mi extraño carnet no se parece mucho a ninguno de los documentos estándar del Gran Libro de la Sabiduría, así que le intento señalar al gran sacerdote de la seguridad patria las palabras coincidentes entre el modelo de DNI del libro y mi propio documento: "Documento, Nacional, Identidad".
"Es el modelo antiguo, este carnet es la nueva versión, más moderna".
"¿Y desde cuándo está vigente esta versión?"
"Desde hace un par de años, creo".
....
"Pues el libro está actualizado".

Huelga decir que al final conseguí una cerveza. El Gran Hermano también necesita ganarse la vida.

3 comentarios:

Dr. Zoidberg dijo...

La próxima vez prueba comprar un arma. Cuánto apostamos a que no te ponen tantos problemas je je je...

diana dijo...

falsifica un documento de usa y pasate por estadounidense...creo que será más fácil....

Irene dijo...

Por esto he pasado yo. Y es frustrante, claro. Lo del peso y la altura es de risa, casi tanto como lo del color del pelo y ojos, características tan estables estos días... Una vez me dejaron comprar los vinos en Vons!! (Dije que eran para cocinar). Otra vez me hicieron mostrar la tarjeta de identidad porque "parecía una college student" (la chica se quedó pasmada cuando vio la edad). He decidido tomármelo como un cumplido (sí estoy así de necesitada :P)
comencé al llegar un blog similar, te pasaré mi entrada para quejarme del servicio postal. (Aquí no hay hojas de reclamaciones...)