sábado, 3 de enero de 2009

AlieNación

Palmeras, hormigón, caos de vehículos. El autobús esperado que no aparece, no se sabe cómo reconocerlo entre las decenas de autobuses y taxis que pasan por delante; se ha ido. Maletas, voces entremezcladas en lenguas que no son la materna propia. Todo el mundo, todos los coches, avanzan o esperan con la apariencia de tener un propósito o una intención.

No sé si es mi caso. Me puede el cansancio, la sensación de alienación. Me paralizo, observo los haces de trayectorias e intenciones, mientras mi mente se aleja de mí mismo, flotando hacia arriba, por encima, enfocándome en el centro, estático, perplejo, cada vez más pequeño, mientras a mi alrededor fluyen remolinos turbulentos de personas y vehículos, los colores difuminándose y entremezclándose en un líquido de sociedad en movimiento cuyas líneas de corriente me evitan.

Vuelvo en mí. Los troncos de las palmeras se perfilan borrosos en la oscuridad que cae, alumbrados por las luces eléctricas viajeras.

Ruido de motores. Perdí el autobús, necesito hacer una llamada de teléfono. Me arrastro a mí mismo y a mis maletas. Soy uno más en la corriente.

1 comentario:

Dr. Zoidberg dijo...

Sentirse alien nado de vez en cuando tiene su encanto... perdido en el caos de lo desconocido...