El vídeo de seguridad con los subtítulos en holandés ya presagiaba un viaje onírico, en el que casi sólo pude soñar despierto. Soñé con nuevos horizontes, nieblas de incertidumbre que apartaban al avión del tiempo y del espacio, el borde del reactor brillando rabioso y lleno de reflejos sobre pastos de nubes en formaciones caóticas y en retículos ordenados. Abajo desiertos de hielo, la nada con cicactrices y heridas de gris, y de repente una maqueta de ciudad con rascacielos encendidos al Sol de la tarde.
Philadelphia. Once años después. ¿Quién de nosotros habrá cambiado más?
Después, vuelo en la noche, enjambres de destellos de sodio en el exterior, redes neuronales de luz, y el impacto de la llegada que por fin me convence de que he viajado. Ya estoy en San Diego.
6 comentarios:
Bienmarchado de la Complutense, Carletes! Se hace raro leer kapuntíadas no escritas en las fuentes Computer Modern, pero supongo que tampoco aquí el hábito hace al monje, si bien para todo hace falta práctica. Un abrazo!
¡Hola Carlos!
Un abrazo desde aqui.
G.
𐐘𐐳𐐼 𐐻𐐲 𐐸𐐮𐑉 𐑁𐑉𐐲𐑋 𐑏!
Hola amigo,
Es bueno leer que te han llegado bien!
Saludos de un soleado Durham
M
Ave, Kapuntum!! Me alegro de que estes bien!!
bien
venido
a la blogosfera y
como dice alberto,
bien
marchado de la Complutense.
bebételo (el universo) y déjanos un poco (o haznos sitio)
Publicar un comentario